La meditación representa una oportunidad para desacelerar, pausar y reflexionar. La verdadera aportación de la meditación en estos difíciles tiempos del coronavirus tal vez sea algo que la reina mencionó a su pueblo en su discurso del 5 de abril: “Aunque el auto-aislamiento sea a veces duro, mucha gente de todas y ninguna religión están descubriendo que representa una oportunidad para reducir la velocidad, detenerse y reflexionar, con la oración o con la meditación”.
Por Halvor Eifring.En esta imagen, “La levedad del ser”, La Reina Isabel II fue fotografiada por Chris Levine (copyright del artista 2008-2010).
La meditación deja la mente libre y nos pone en contacto con sus corrientes subterráneas. Esas capas a menudo no se tienen en cuenta en la ajetreada vida diaria, y aún más en tiempos de crisis, cuando todo lo que nos ocupa la mente es lo que nos puede salvar de los peligros inmediatos que nos esperan. Sin embargo, esas capas más profundas son la parte de nuestra mente que nos proporciona una perspectiva más amplia de la situación en la que nos encontramos, y nos puede hacer pensar a largo plazo y ver más allá de la punta de la nariz.
En momentos de crisis, la visión de túnel nos ayuda a centrarnos en los desafíos que tenemos delante y sobrevivir. Pero cuando la crisis dura semanas o meses o, quién sabe, tal vez incluso años, no podemos seguir en modo de lucha o huida, sino que necesitamos una reflexión continua que es parte de la apertura meditativa.
La crisis del COVID ha creado para muchos de nosotros una situación de incertidumbre sin precedentes. ¿Viviré o moriré?, es solo una de las preguntas que enfrentamos. Incluso si sobrevivimos, como la mayoría de nosotros sin duda haremos, como será el mundo de mañana? ¿Cuánto durará la crisis? ¿Perderé mi trabajo? ¿Podré volver a estrechar la mano de mis amigos o darles una palmadita en la espalda? ¿O reunirme con ellos en la vida real y no online? ¿Volverá la sociedad a la normalidad? ¿Se recuperará la economía? ¿Y que hay de nuestros valores? ¿Nos convertiremos en seres humanos más compasivos o más egocéntricos y malvados? ¿Seguirá siendo la democracia el sistema político preferido, o el autoritarismo terminará siendo visto por muchos como una mejor alternativa? ¿Donde se situará el punto de gravedad del mundo? ¿Quien gobernará el mundo -y a nosotros? ¿Habrá una guerra?
En estos tiempos, es fácil pasar la mayor parte de nuestro tiempo libre navegando por las noticas en busca de algo o alguien que nos proporcione información confiable, algún tipo de verdad estable, para calmar nuestras ansiedades. Sin embargo, en tales circunstancias, nadie sabe la verdad. Por lo general, los expertos presentan pronósticos muy diferentes acerca de cuánto durará la crisis, cuántas personas morirán y los otros cambios que seguirán a raíz de la pandemia. Los expertos de los medios de comunicación a veces hablan como si lo supieran, y eso nos puede proporcionar cierto alivio temporal, pero solo hasta que sus profecías resultan ser erróneas.
Tendremos que aprender lo que Milan Kundera llama “la sabiduría de la incertidumbre”: vivir con nuestras propias ansiedades, dirigir el barco sin conocer la dirección exacta, hacer conjeturas tan educadas como sea posible, pero estar preparados para reevaluar todas las verdades en cualquier momento. La actitud mental libre de la meditación no nos proporciona la respuesta, pero su sensibilidad a las corrientes subyacentes puede ayudarnos a discernir patrones antes de que emerjan a plena luz del día. También puede ayudarnos a anclar nuestro yo en aspectos más fundamentales de la existencia, para que todas las vicisitudes de la vida no nos desequilibren. A menos que hayamos pasado ya el COVID-19, no seremos inmunes a los estragos que puede causar en nuestro cuerpo. Tampoco seremos inmunes a cometer errores en nuestra vida. Pero las dos medias horas diarias dedicadas a la meditación pueden reducir la gravedad de esos errores y llevarnos por un camino algo mejor del que hubiéramos transitado de otra manera. ¡Cómo si tuviéramos la experiencia de vida de una reina de casi 94 años!