Meditando con actitud mental libre

Por Øyvind Ellingsen,profesor de Cardiología Celular en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología y profesor de meditación Acem.

La actitud mental libre en la Meditación Acem implica, por un lado, la repetición flexible y sin esfuerzo del sonido de meditación y, por otro, una conciencia libre y de aceptación en relación a las impresiones que aparecen durante la meditación. Actuar para llevar a cabo esta actitud mental libre es un proceso. Este proceso en nuestra vida diaria proporciona un respiro a las experiencias sin procesar del día. Y en cursos de meditaciones largas, ayuda a aflojar el control de las corrientes subyacentes en nuestra personalidad.

Aceptación

La actitud mental libre en la meditación Acem es una actitud de aceptación. A los pensamientos, sensaciones corporales, estados de ánimo y juicios/evaluaciones se les permite entrar en la mente. Dejamos que aparezcan y desaparezcan en nuestra conciencia, sin ánimo de evitarlos ni tampoco potenciarlos.

Esta actitud de aceptación es un elemento central y eficaz en el proceso psicológico. Al igual que la "libre flotación de conciencia" del psicoanálisis, permite a las asociaciones ir y venir sin censura. Una actitud flexible de aceptación reduce los mecanismos psicológicos de defensa y la contención: estamos más dispuestos a aceptar y recibir aquello que está en nuestras mentes. Temas difíciles que hemos suprimido se hacen accesibles para su procesamiento.

Conciencia

La actitud mental libre debería caracterizar nuestra repetición del sonido de meditación y nuestra conciencia: la forma en que dirigimos el foco de nuestra atención durante la meditación. Esta conciencia es lo contrario a la observación concentrada y analítica, donde hay una distancia entre el observador y la experiencia observada. La actitud mental libre significa relacionarse de forma íntima con aquello que ocupa nuestra mente en un momento dado.

En la meditación esto significa dar espacio a los pensamientos, recuerdos, sensaciones corporales y sentimientos, sin analizarlos ni observarlos con distancia. La reflexión activa sobre el contenido de los pensamientos y la repetición del sonido de meditación se debe hacer fuera de la meditación, a ser posible en un grupo de orientación.

En las relaciones interpersonales, una actitud mental libre se puede comparar con la escucha activa donde se acoge -con actitud comprensiva- las experiencias y sentimientos del otro. La empatía es un principio básico del buen diálogo si se lleva a cabo entre un terapeuta y su cliente, entre padres e hijos, en una relación de amor o entre amigos. La empatía requiere procurar tiempo y atención – con aceptación y de forma paciente.

Procesamiento psicológico

La mayoría de nosotros hemos experimentado lo bien que nos sentimos cuando alguien escucha con atención nuestros sentimientos, frustraciones y necesidades. Y aunque  nuestras circunstancias desagradables del pasado o del presente no cambien, sentimos un alivio en relación a la presión emocional. Ser aceptado y atendido por el otro satisface una necesidad profundamente arraigada en la psique humana. La aceptación, la conciencia y la empatía son elementos básicos en todo proceso psicológico. Una actitud de aceptación contrarresta una baja auto-estima. Con el tiempo, lo que parecía difícil puede empezar a parecer como un desafío, algo que ya no está fuera de nuestro alcance. Según Fritz Perls, psicólogo estadounidense y fundador de la terapia gestalt, si aceptas 'lo que es', 'lo que es' cambia. El procesamiento libera la energía y atención que de otra manera se emplearía en mantener los temas difíciles (como la pérdida de un ser querido u otras experiencias fuertes que necesitan ser tratadas) en la distancia.

Recuperación
La aceptación y el adquirir conciencia pueden aliviar y curar las heridas mentales y la baja auto-estima. Muchas técnicas de meditación y relajación reducen el estrés y así  alivian la tensión, el dolor y otros problemas físicos. Métodos auto-administrados (ej. Meditación ACEM) movilizan la capacidad del organismo para curarse. La relajación y una actitud mental libre pueden reducir la tensión muscular y aumentar la circulación sanguínea en las partes tensas del cuerpo. En la medida en que la enfermedad está relacionada con el estrés o la ansiedad, la relajación, la conciencia y la aceptación pueden reducir o eliminar la preocupación, favoreciendo la curación.

Esto también se aplica a problemas provocados por la tensión mental que acompaña a enfermedades graves, de largo plazo o crónicas con una base claramente física, tales como el cáncer y problemas cardíacos. A veces, los problemas causados por la ansiedad y la tensión pueden ser peores que los relacionados con la enfermedad de base. Técnicas auto-administradas (como meditación ACEM) junto a un tratamiento, dirigidos hacia los aspectos psicológicos y existenciales de la enfermedad, pueden ayudar a sanar. Por lo menos, se puede mejorar la calidad de vida, incluso si no se elimina el problema básico. Tanto el cuidado profesional como el de uno mismo son importantes.

Hay una serie de observaciones interesantes relacionadas con los efectos de factores psicológicos y de comportamiento en el progreso de una enfermedad física grave, pero también hay muchas preguntas sin respuesta. La experiencia indica que la tensión mental reduce la longevidad, por ejemplo en las personas deprimidas con insuficiencia cardíaca. Algunas investigaciones demuestran que la esperanza de vida aumenta en pacientes que participan en grupos de discusión para mejorar su calidad de vida, por ejemplo en casos avanzados de cáncer de mama.

Sin embargo hasta ahora, tenemos poco conocimiento sobre los grupos de enfermedades y medidas en las que se ven afectados. Estamos a la espera de investigaciones para tener mayores elementos de juicio sobre los tipos de elementos biológicos y de comportamiento que son eficaces.

Ayudarse a uno mismo

Las relaciones interpersonales caracterizadas por la aceptación y el conocimiento, a menudo generan expectativas positivas que pueden tener un efecto muy motivador. En la prestación de cuidados profesionales, se espera un resultado del tratamiento debido a la atención y los cuidados, un efecto llamado placebo (placebo del latín "complacer"). Este efecto del tratamiento aparece como complemento añadido a los efectos específicos de un determinado tratamiento. El efecto placebo puede ser fuerte e importante en ambos tratamientos tradicionales y alternativos. Puede desbloquear una situación de bloqueo y conducir a una motivación positiva que favorecen cambios de actitud y estilo de vida. El efecto se suele atribuir a ciertas características del tratamiento, o de las personas que participaron en él.

En algunos casos, un interés activo y empático puede tener un efecto seductor, poniendo en marcha fantasías y expectativas poco realistas, algo así como estar enamorado. Una persona enamorada tiende a experimentar fuertes sentimientos positivos y esperanzas de futuro. Si éstas no se cumplen, la decepción, la ira y la amargura pueden aparecer.
En relación con la terapia y otras relaciones interpersonales, la atención de aceptación viene de otra persona o de una institución. Ocasionalmente, esto puede resultar en un vínculo fuerte y un sentimiento de dependencia e impotencia, por ejemplo en relación con los cuidados de un profesional. En la meditación y/u otros métodos administrados por uno mismo, somos nosotros quienes aportamos, en gran medida, la atención y aceptación por el modo en que aplicamos el método. Métodos de cuidado personal auto-administrados (como meditación ACEM) tienden a mejorar nuestra autoestima porque nosotros hacemos una contribución importante en nuestra mejora y progreso.

“Mindfulness” o atención plena versus concentración

Algunas prácticas meditativas usan la palabra "mindfulness” o atención plena para describir algo que se asemeja a la conciencia o la atención que identificamos en Meditación ACEM como una actitud mental libre. Sin embargo y en contraste con la Meditación Acem, "mindfulness” o atención plena supone una conciencia activa de la respiración, la postura y, en cierta medida, de los pensamientos.

Aunque esto puede suceder sin mala intención, a veces se nos quiere hacer creer que algunas palabras como "actitud mental libre", "conciencia" y "mindfulness” o atención plena" se refieren a un estado idealizado: algo donde llegamos y que experimentamos cuando meditamos correctamente. Esto se deriva de la idea de que la meditación ideal es un estado de agradable relajación corporal, donde los pensamientos no son muy insistentes, o se perciben como "profundos" o significativos. En la meditación (al contrario) interpretamos los pensamientos aburridos, turbulentos, la tensión física, el cansancio y la inquietud como una meditación superficial o "equivocada". Estas creencias se apoyan en ciertas tradiciones que comparan la mente del hombre con lo que ocurre en la cabeza de un mono que salta de árbol en árbol sin ningún propósito, y por lo tanto necesita ser controlado.

En consecuencia, tenemos tendencia a introducir elementos de concentración (ya sea como un elemento consciente en nuestra práctica, o centrándonos fuertemente en la respiración, el sonido meditación o ciertos tipos de pensamientos) con el fin de apartar los pensamientos impulsivos “molestos” y sensaciones corporales. Cuando nuestra meditación ya no está a la altura de nuestras expectativas de un estado idealizado, podemos tener la tentación de tratar de "ayudar" a que el proceso avance mediante la introducción de un poco de control y concentración, aunque esto limite el proceso y vaya en contra del principio de la actitud mental libre.

La empatía dirigida hacia adentro

Cuando intentamos incrementar la actitud libre mental en nuestra práctica meditativa, estamos creando empatía hacia adentro - hacia partes de nosotros mismos que no son fáciles de aceptar. En la vida diaria, el primer reto es fijar un tiempo de meditación para darnos descanso, tiempo libre, además de energía y calma mental. El siguiente reto es repetir el sonido de meditación con una actitud mental libre, de forma que podamos recibir con empatía las experiencias no procesadas de la vida cotidiana. Si estas experiencias no procesadas aparecen en forma de pensamientos preocupantes, inquietud, cansancio o vacío, una actitud de aceptación asegurará que los asuntos pendientes del día encuentran un canal y pierden parte del agarre/control que tienen sobre nosotros. Esto libera conciencia y energía. En nuestra vida cotidiana, la actitud mental libre de la meditación Acem estimula la determinación y contundencia.

En cursos con largas sesiones de meditación, podemos avanzar un paso más. Poco a poco, los ecos de nuestra vida cotidiana se van aquietando. Cuerpo y mente se calman, facilitando espacio para el encuentro con nosotros mismos, cómo somos en verdad detrás de la fachada. Nos ponemos en contacto con corrientes impulsivas de nuestra personalidad. Descubrimos que, en el fondo, estamos controlando y nos limitamos a nosotros mismos con una intensidad que no teníamos idea que existía.

El primer desafío consiste en sentarse el tiempo suficiente para descubrir que no estamos repitiendo el sonido de meditación libremente y sin esfuerzo, sino que estamos concentrándonos y esforzándonos tratando de añadir o quitar un poco para hacerlo mejor. Cuando descubrimos estos esfuerzos, el siguiente reto es seguir repitiendo el sonido de meditación tan libre y suavemente como sea posible, incluso si tenemos una fuerte sensación de que no lo estamos haciendo lo suficientemente bien.

Con frecuencia esto nos pone en contacto con sentimientos de resignación, miedo al fracaso, y baja autoestima. Puede que lo experimentemos como algo negativo y sin sentido, algo de lo que queremos escapar. Sin embargo, este es el primer paso hacia construir empatía en esas partes de nosotros que nos crean tensión y ofuscación.

La clave es repetir el sonido de meditación con un mayor grado de actitud mental libre. Esto no es siempre fácil. Se necesita tiempo, paciencia y empatía con nuestra propia falta de perfección. Algunos rasgos básicos de nuestro carácter son difíciles de cambiar. La meditación puede ayudarnos a aceptarlos, ver cómo nos controlan, y aprender a vivir con ellos. Esto reduce su efecto limitador sobre nosotros, resultando en una gran diferencia tanto para nosotros mismos como para los que nos rodean.

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