¡Hasta el fondo! Formación en Comunicación Interpersonal.

No hay nada parecido. Cuando uno oye hablar de un curso de comunicación, se le ocurre pensar en cursos de formación profesional super caros con multitud de charlas y presentaciones, que proporcionan consignas fundamentales y promesas ingenuas de una transformación que te cambia la vida, mucho más allá de los limites de lo verosímil. 

Centrado en el trabajo grupal

El curso de comunicación interpersonal en Acem es distinto. No solo porque los precios son mucho más moderados, sino porque prevalece el trabajo en grupo con los pies en la tierra, por encima de expertos llenándonos la cabeza con ideas elevadas. Salvo una breve introducción el primer día, no hay ninguna charla más hasta el quinto día. Incluso entonces, en vez de presentar conceptos abstractos, se centra en conversaciones acerca del modo concreto de interpretar las puntuaciones de los formularios rellenados por los participantes a lo largo de la semana.

En lugar de charlas y conferencias, la mayor parte del tiempo se pasa en un grupo de seis a nueve personas, con una agenda muy abierta. En colaboración con los demás miembros del grupo y uno o dos líderes muy experimentados, uno intenta comprender en qué punto la comunicación entre él y los demás deja de funcionar y por qué, a veces en relación con experiencias formativas del pasado reciente o distante.

Habrá momentos de frustración y de confusión, especialmente durante la primera fase del curso, pero también momentos de alivio que conllevan una mayor instrospección y comprensión.

No solo el cerebro 

Una participante del año pasado, Elsa Roussel de Francia (ahora vive en Suiza), dijo:

Necesito confiar más en mí misma, y el curso ha aumentado mi confianza en mi y me ha enseñado lo que es bueno para mí y lo que no. Me sorprendió descubrir que solía pensar mucho antes de tener el valor de reaccionar a lo que otros decían o hacían. Me di cuenta de que a veces me preguntaba: ¿esto lo puedo decir? ¿Tiene sentido? ¿Debería no intervenir? Demasiados frenos! Quiero llegar al fondo, y en eso me está ayudando el curso de comunicación.

O las palabras de otro participante, Konstantin Poller, de Alemania:

Desde hace tiempo sé que a veces tengo dificultad en tomar contacto con mis propias emociones. El curso me ha ayudado a darme cuenta de cuanto afecta eso a mi comunicación. Cuando no consigo percibir los aspectos emocionales de una situación, me pierdo un montón de información. Comunicarse implica al corazón, no solo al cerebro. Y no se trata de una frase hecha! El curso ha ampliado mi conciencia e iniciado un proceso de desarrollo personal.

Introspecciones sorprendentes

Además del grupo básico con líder, hay otros grupos no tan abiertos que se organizan por temas. Los participantes se entrevistan entre si acerca de temas de vida fundamentales, se evalúan unos a otros según varios parámetros y se presentan unos a otros al grupo mismo. Eso hace que el grupo se sienta muy unido y aporta mucha información al grupo básico, y, según Elsa:

Esos grupos sin líder nos ayudan a ver la diferencia entre lo que pensamos de nosotros mismos y lo que los demás piensan de nosotros. Por ejemplo, me sorprendió descubrir que los demás pensaban que soy más dominante de lo que yo me siento, y que estaba centrada en tener las cosas a mi manera.

Realizar trabajo en grupo es una parte importante del curso: cantar a coro en la cocina, trabajar fuera en el jardín, preparar eventos sociales y otras tareas. Estas tareas nos proporcionan la diversión que no tenemos en el grupo de trabajo y constituyen un terreno fértil para observarnos a nosotros mismos y a los demás: ¿con quien me resulta fácil o difícil colaborar? ¿Quien adopta el papel de líder y quien prefiere seguir a los demás? ¿Quien contribuye realmente, y quien se lo toma como una oportunidad para relajarse o protestar?

 

Lenguaje corporal, comportamiento y expresiones faciales

Pasamos también la mayor parte del tiempo libre con los demás miembros del grupo –las comidas, los paseos, o el tiempo libre de la tarde. Al final, uno se sensibiliza a los pequeños detalles de la comunicación hasta el punto en que incluso un simple desayuno aporta información para la auto reflexión y la retroalimentación. Elsa dice:

Resultaba extremadamente interesante aprender como interactuamos con los demás y como nos percibimos los unos a los otros. Muchas cosas no se expresan con palabras, sino con el lenguaje corporal, el comportamiento o los gestos faciales. También era muy inspirador ver cuanto podía identificarme con lo que decían los demás de si mismos.

El proceso está lleno de desafíos, y también de soluciones. Konstantin se sorprendió de la facilidad con la que el proceso le conmovió. La atmósfera emocional, al igual que las preguntas de los lideres y de los demás miembros del grupo, le ayudó a conectar con sus propias emociones. A Elsa le pareció que la gente de su grupo era en general, muy amables – a veces incluso demasiado amables -  pero hubieron también momentos difíciles, y le pareció interesante aprender a lidiar con la dinámica del grupo en las fases más difíciles, y a reconocer los mecanismos de defensa que se pusieron en marcha.

Por un lado es un trabajo muy duro. Pero al mismo tiempo, Havorsbole es un lugar precioso que ayuda a relajarse - otra vez según Elsa:

El entorno es fabuloso. La vista del lago es maravillosa, y nuestro grupo tuvo la suerte de reunirse en una sala desde donde podíamos contemplar por la ventana los árboles y sus ramas moviéndose con el viento, y ver ardillas y pájaros. La comida era estupenda, al igual que mi habitación. Dormí muy bien durante toda la semana.

Entorno internacional

El curso de comunicación es un evento internacional, con grupos en inglés, alemán y escandinavo, y con participantes procedentes de varios países de Europa y a veces de Asia, América y África. A Elsa le gusta, ya que ella misma es bastante internacional. Nació en Francia, creció en la isla Reunión cerca de Madagascar, estudió en Francia, hizo prácticas en Suiza, trabajó durante un año en Nueva Zelanda, y ahora es investigadora asociada en una compañía farmacéutica en Suiza.

Konstantin trabaja como ingeniero mecánico en Hamburgo, Alemania. “Mi entorno laboral es bastante técnico y pocas veces desafía mi problema con las emociones. En mii vida privada es diferente. Las relaciones se construyen sobre las emociones y sin ellas, las relaciones se ven afectadas”.

Para ambos, Elsa y Konstantin, el curso de comunicación del año pasado fue una primera experiencia. Los dos tienen claro que no será la última: “Volveremos!”.

Por Halvor Eifring

(Traducido por Patricia de la Vega)

Texto en versión original (inglés):

https://www.themeditationblog.com/going-to-the-core-training-in-interpersonal- 

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