Quiero darle a mi meditación otra oportunidad

Pregunta:

Desde que aprendí a meditar hace un año, me ha ido muy bien la repetición del sonido, a excepción de las dos primeras semanas, en las que ponía cierto grado de esfuerzo. Ahora me pasa de nuevo lo mismo. La media hora se me hace muy larga y termino la meditación a los 15-20 minutos. El sonido de meditación se ha vuelto mucho menos claro. Estoy casi todo el tiempo absorto en pensamientos, y cuando pienso en el sonido casi me enfado porque es tan poco claro. Creo que a ratos me estoy concentrando en la meditación. O bien simplemente dejo que el sonido siga siendo poco nítido. ¿No es así como debe ser? Les escribo con la finalidad de darle otra oportunidad a mi meditación.

Respuesta:

La actitud mental libre que se obtiene al repetir el sonido de meditación suavemente abre nuevas puertas hacia dentro. Durante los primeros 15-20 minutos de meditación solemos elaborar los residuos del día. En la última parte de la meditación entramos más en contacto con nuestros temas personales y residuos de la vida. Nuestra práctica meditativa es influida por quienes somos, nuestros rasgos personales, que se expresan de maneras diversas, y que a veces resultan provocadoras. Tal vez estemos preocupados por algunos pensamientos que captan nuestra atención, sin recordar después su contenido. Tal vez el sonido se vuelva menos claro o desaparezca. Cuando nuestra mente está absorta en esos pensamientos, tendemos a perder el sonido, y desaparece temporalmente. Tal vez nos sintamos inquietos y pensemos "Esto ya no me funciona".

Un proceso a largo plazo

Cuando estamos en un proceso meditativo, aprendemos a ver más allá de cada meditación por separado, con una perspectiva de semanas, meses y años. A medida que se van abriendo puertas, el proceso a veces nos lleva a pensar que la meditación es inútil o poco productiva. Por ejemplo, sentimos que ya no conseguimos la energía extra que esperábamos, o la meditación misma nos parece aburrida. Esto se debe a la actualización de temas psicológicos. Nos adentramos en áreas de la mente donde incluso la repetición del sonido se percibe como problemática. Una y otra vez debemos volver a encontrar la actitud mental libre en nuestra repetición del sonido, con el fin de tolerar el nuevo contenido mental que nos vamos encontrando. La repetición silenciosa del sonido de meditación ya no es tan clara y distintiva a como estábamos acostumbrados.

Una repetición sutil

Si quedamos atrapados en nuestra manera habitual, "antigua", de repetir el sonido, estaremos menos presentes en nuestra mente en ese momento. Debemos volver a una repetición del sonido sin esfuerzo y aceptar que a veces el sonido es menos definido. La mejor sugerencia es repetir el sonido de forma que nos permita incluir todo lo que nos viene a la mente. Continuamente debemos ajustar el sonido a las actividades espontáneas de la mente. Cuando la meditación es más silenciosa, repetimos el sonido de forma más sutil. Intentar nuevas formas de repetir el sonido implica una libertad interior mayor, más allá de lo somos capaces de hacer. Nuestros patrones habituales de reacción no deben limitarnos. El desafío consiste en responder a las situaciones nuevas con una mente abierta.